Entre grava y río: una introducción al bikerafting
¿Habías oído hablar alguna vez del bikerafting? Nosotros tampoco, hasta hace poco. Hasta que conocimos a Karel y Jana, dos aventureros que, con sus Eddy Merckx Strasbourgs, dominan tanto los caminos de grava como los ríos. ¡Hora de una introducción!
Hace tres años, Karel Toch y Jana Raman dieron sus primeros pasos en el bikepacking. Hoy son aventureros experimentados, siempre en busca de nuevos estímulos. En su constante búsqueda de desafíos, descubrieron recientemente el bikerafting. Pero ¿cómo se llega a eso? Jana sonríe: «Ambos somos trabajadores de temporada y nos gusta trabajar como guías de aventuras. Hace dos años sustituí a un guía en un viaje de packraft de dos semanas. La combinación de caminar y hacer rafting me encantó, sobre todo porque la experiencia en el agua es tan diferente a la de tierra firme». Poco después, Jana convenció a su compañero Karel, y juntos comenzaron su primera aventura conjunta en packraft como guías para Packrafttravel. Este verano se atrevieron con algo nuevo: el bikerafting, la sorprendente combinación de ciclismo y rafting.
Un tríptico lleno de aventura
Tres fines de semana fueron marcados en el calendario. Los dos primeros estuvieron completamente dedicados al bikepacking, con la Eddy Merckx Strasbourg como fiel compañera. «Gracias a la horquilla con suspensión y al manillar ancho, ofrecía una comodidad excepcional. Perfecta para largos días en el sillín», cuenta Karel. Cada día recorrían unos 100 kilómetros, dejando espacio para el descanso. El destino fue Kleinwalsertal, en Alemania, un lugar lleno de recuerdos de infancia para Karel, que estaba encantado de compartir con Jana. Durante el segundo fin de semana, se dirigieron a la Zugspitze Arena, al pie de la montaña más alta del sur de Alemania. El entorno perfecto para perfeccionar por última vez sus habilidades de bikepacking y prepararse para su primera aventura en bikerafting.
Esa aventura la vivieron durante el tercer fin de semana en el río Lech. «Nos pareció ideal», cuenta Karel. «Había hermosas rutas de grava que llevaban al punto de embarque para el rafting. Solo teníamos que quitar la rueda delantera de la bicicleta, colocarla en la balsa y podíamos empezar. El Strasbourg resultó ser el compañero ideal». Aun así, había cierta tensión previa. «Temíamos que fuera difícil mantener el equilibrio con la bicicleta sobre la balsa y acabar en el agua helada», ríe Jana. «El Lech es un río de aguas bravas de clase 1 o 2, por lo que no es extremadamente peligroso, pero sí lo bastante emocionante para una primera experiencia», añade Karel. Después del rafting, regresaron pedaleando a su punto de partida: primera aventura en bikerafting más que superada.
El encanto de la espontaneidad
Para Karel y Jana, la aventura trata de la espontaneidad. «¿Qué tipo de aventura es si duermes en un hotel por la noche?» dice Karel. «Rara vez planificamos dónde dormiremos. A menudo buscamos un lugar bonito justo antes del atardecer, o elegimos algo interesante que hayamos visto antes. A veces dormimos en una tienda de campaña, otras bajo una lona, usando nuestras Strasbourgs como punto de anclaje. No hay nada más acogedor». Jana añade: «Además, con la Eddy Merckx Strasbourg es aún más práctico, ya que la tienda se guarda fácilmente y de forma compacta entre el manillar ancho».
Su alimentación durante los viajes es bastante simple: algunos alimentos de emergencia y snacks son suficientes. «Lo más hermoso de este tipo de viajes es la espontaneidad: lugares inesperados, buena comida, encuentros especiales. Ese fin de semana, por ejemplo, terminamos por casualidad en una fiesta local en Alemania, con una deliciosa bratwurst en la mano y rodeados de hombres con lederhosen. Inolvidable».
Valioso
Para Karel y Jana, el bikerafting y el bikepacking son mucho más que un deporte. Es una forma de trabajar, de viajar y de vivir. «El verdadero arte está en planificar tu ruta de manera que deje espacio para los descubrimientos espontáneos», dice Karel. Jana asiente: «En la vida cotidiana, todo va tan rápido, con tantas obligaciones, que a veces olvidamos detenernos en los pequeños momentos inesperados que al final resultan ser los más valiosos».
